30 de Junio 2005

En hora buena.

Esta mañana he podido abrazar a dos personas que quiero y murmurar junto a sus cuellos "por fin tienes los mismos derechos que yo".
Esta mañana he atendido por teléfono a algunas oyentes eufóricas, señoras de esas que algunos llaman "marujas" y que practican su humanismo recóndito, entre el abrillantador del suelo, las ofertas del supermercado, y sus ganas de que los demás sean felices.
Esta mañana he visto a algunos compañeros heterosexuales sonreír ampliamente con los ojos húmedos y a otros guardar un muy discreto silencio.
Esta mañana he mirado el calendario y he visto una fecha en las que algunos se han ejercido su responsabilidad de fomentar el bienestar de otros.
Esta mañana he mirado el televisor y había personas que se abrazaban y que se besaban los labios y se miraban a los ojos, o se arrojaban besos agradecidos desde una tribuna y les devolvían aplausos cómplices. A esa hora por unos minutos, no había muerte, ni desengaños, ni abusos, ni fraudes, ni crueldad, ni horror en las patallas, en los titulares, en los boletines...
Hoy he vivido al menos una hora buena.

Escrito por La caminante a las 10:46 PM | Comentarios (9) | TrackBack

28 de Junio 2005

Orgullo gay

Me siento orgullosa de mis amigos gays.
No debería sentirme orgullosa de ellos porque sean gays sino por lo que son como personas (que también), pero muchos han conseguido que en esta fecha de hoy mire orgullosa a mis maricones y a mis bollos.
Ser gay no es un mérito natural, pero sí es una heroicidad social.
Antes, cuando eran explícitamente perseguidos, eran dueños de sus secretos y de sus evidencias. Ahora, navegan en una sopa ambigua de falsas complacencias, en una marejada de simpatías con condiciones, de suspicacias relativas y sin embargo, implacables...
-Siempre he tenido debilidad por los gitanos, los maricones y los gatos. A fecha de hoy, percibo con estupefacción que el grupo menos cuestionado de los tres, en este país, es el de los gatos-
Esta frase no es politicamente correcta. Yo tampoco.
Sin embargo, miles de personas utilizan la corrección política como coartada para dar salida cívica a sus rechazos viscerales. Utilizan la democracia para cuestionarla.. (¿Quieres más paradoja, Lewis Carrol?).
La sociedad ha practidado un cinismo cotidiano con la homosexualidad. Se les acusa de promiscuos cuando se les escatima la expresión más tradicional y trascedente de la relación de pareja, la conyugalidad. ¿Es que han podido elegir hasta ahora como vivir su sexualidad? ¿Se les ha permitido?
Esperábamos que dejaran de ampararse en la noche y en la bohemia para pasear de la mano a media tarde por las plazas de los pueblos, ante la mirada soliviantada de todo quisiqui. ¿Es eso lo que se les reclama?
Dicen que la duda ofende.
Muchos hombres y mujeres oyen cada día, y sobre todo desde hace un tiempo, que se duda de su ética más básica, de sus principios más elementales: el de su actitud ante un ser indefenso.
Son hombres y mujeres que se obligan ante las leyes, que son iguales para todos, en sus débitos y en sus créditos. Pero la presunción de inocencia, el derecho a la supuesta honorabilidad se les niega. Cuestionar que un homosexual, sólo por serlo, pueda ser un adulto adecuadamente responsable de un niño es ofender a otro ser humano hasta las estructuras más internas de su honor. Sobre todo si no se quiere notar, si no se quiere analizar, que nada ni nadie sería más lacerante para el bienestar de ese menor que una sociedad con un reojo cruel y malintencionado. La culpa, siempre es de otros..
Tengo un manojo de amigos que podrían sentirse ofendidos, pero no lo están.
Están curtidos en lo condicional. Les suena mucho esa semántica.
Son aceptados como buenos en las fiestas y en la peluquerías, pero no en la normalidad.
Yo ,hoy, me siento orgullosa de ellos. Siento auténtico orgullo gay.
Los he conocido a lo largo de mi vida, tan diferente entre sí y tan iguales a mí. Y no había nada que sintieran, hicieran o practicaran que fuera exclusivo. Pero he asistido a la virtual edición de catálogos de los perverso, de lo golfo, de lo impermisible. Y nunca, nunca, encontré esa parcela supuestamente intrasferible entre el mundo homosexual y el mundo hetereosexual. Ni siquiera una postura, una palabra, un sentimiento...
Bueno, no es así exactamente. Si encontré algo intrasferible: lo circuntancial.
Pero eso es porque algunos se empeñan, y se empeñan mucho. Y la verdad, no sé que ganan, no sé que es lo que tranquilizan con ello, lo que sosiegan, lo que encubren, lo que depistan... Se me calienta la boca, no lo puedo remediar.
Hoy siento orgullo gay por Alberto, por Pepe, por Carlos, por Beatriz, por Enrique, por María, por Jose Carlos, por Diego...

Espero que las cosas nos salgan bien.

PD: No hablo de la Iglesia porque no me da la gana. Ya está bien de coartadas. Pensemos nosotros. Los estamos convirtiendo de poder fáctico a poder medíatico. Amos anda...

Escrito por La caminante a las 1:35 AM | Comentarios (15) | TrackBack

23 de Junio 2005

El Macho

Le llamaban así: “el Macho”. Yo le decía “Nacho”, porque es lo que había creído oír, pero él me dijo una vez con cierta tirantez. “No, Nacho, no. Me llamo Macho”.
-¿Y ese qué nombre es?- Le pregunté yo.
Bueno, en realidad me llamo Angel, pero mi padre me dice “el macho”.-
-Es que son dos hermanos y la otra es una niña- Me explicó su prima, una de las mellizas.
No quise preguntar cómo llamaban a su hermana.
El Macho tendría unos once años, creo recordar.

Aquel verano, daba clases particulares a los niños de una familia bastante numerosa que vivía en la misma urbanización en las que mis padres pasaban los veranos. De esto hace muchos años.
Mi hermano también daba clases particulares a más niños de la urbanización, pero los niños de esta familia sólo querían dar clases conmigo, a pesar de que era una pésima profesora particular; quizás por eso...
Por las mañanas venían a casa los cuatro: las mellizas, el Migue y el Macho. El Macho no era su hermano, era su primo. Estaba pasando el verano con ellos y además repetiría curso seguro. Su tía le enviaba a las clases particulares para tenerle entretenido. Era malo como un dolor. No me pedían que aprendiera nada. Sólo que consiguiera que se estuviera quieto y callado durante tres horas. Me pagaban por eso y aunque pudiera parecer una bicoca, no lo era.
Casi siempre me pillaban desayunando y los mandaba a la sala de estar que mi madre nos había prestado a mi hermano y a mí para que nos buscáramos la vida económica con las clases particulares aquel verano.
Cuando llegaba a la sala, el Macho, siempre estaba haciendo alguna fechoría con los libros de sus primas o con sus primas mismas. El Migue observaba escéptico sin intervenir.
Uno de los primeros días, el Macho me enseña uno de sus libros pintarrajeado y me índica con el dedo uno de los dibujos. En estilo figurativo, aparecía un miembro viril en alegre estado de erección pintado con un vic de los que se les sale la tinta.
-¿Esto qué es, maestra?- Me preguntó con gran regocijo.
Intento dominar cada músculo de mi cara, no para ocultar la irritación que él espera provocar, sino para contener un incipiente ataque de risa. Respiro hondo, carraspeo y cuando estoy más o menos segura de que soy la dueña de mi cara. Contesto.
-¿Eso?. Eso es una polla como una olla.-
Se empezó a reír con gran escándalo, mientras yo le ponía cuentas para hacer, (lo único que le seducía algo de todas las materias de su curso). Nunca más me enseñó un dibujo de ese corte, ni tampoco pintó los libros en clases.
A las pocas clases, ya había notado que al Macho le gustaban dos cosas: captar la atención de los demás y las matemáticas. La única manera que él conocía de captar la atención era exasperando. Por eso me mostraba lo más indiferente posible cuando usaba tal método. De las matemáticas le gustaba calcular, y era bastante bueno.
-Cuando sea mayor tendré un negocio como mi padre-
-¿Qué negocio tiene tu padre?-
-Tiene un bar de mujeres-
Fui conociendo más detalles de la vida del Macho. Sus padres se habían separado. El vivía con su padre y su abuela y se pasaba la mayor parte del tiempo en la calle, con niños mayores que él. El padre era el dueño de una sala de alterne y de día dormía.
-Mi padre me va a comprar un caballo-
-Muy bien-
-Mi padre me va a comprar una moto-
-Muy bien-
-Mi padre...-
-¿Tu sabes hacer estas ecuaciones?
-¿Tienes novio maestra?
-¿Quiere que te las explique?
-¿Te acuestas con tu novio, maestra?
-¿Ves esta “X”? Es un número que está pensando “El Macho es un pringao”
-¿Y por qué voy a ser un pringao? Mi padre me va a comprar un caballo.-
-Piensa que eres un pringao porque es un número escondido que sabe que nunca vas a saber cuál es.-
-¿Y a mí que me importa que número es?-
-Si, eso es lo que dicen todo los pringaos: “y a mi qué”-
Intento decir la última expresión con toda la ridiculez posible. El Macho se pica.-
-¿Y cómo se sabe?-
-Esto es cómo las peleas en las que te metes en tu barrio. A un lado del “=” pones el número oculto, y al otro lado, que es el otro bando pones al resto de sus colegas que sí sabes que números son. Para asegurarte de que han pasado de bando, les cambias el signo que tienen delante. Luego te queda el número oculto aislado y en el otro bando, una cuenta de las que tú haces normalmente y el resultado es el número.
El Macho hizo lo que le dije y la expresión ante el resultado fue similar a como si le hubiera explicado un truco de magia.
Otras veces tocaba un pequeño teclado que venía incorporado en su estuche de lápices que le había comprado su padre. Lo hacía más que nada para molestar a los otros. Un día me acerqué y le arranqué el estuche de las manos. Cuando el empezó a forcejear, dando tirones del estuche, yo tecleaba las notas de “I just call to say I love you” que por una casualidad me había enseñado un amigo meses antes.
- ¡Sabes tocarlo!-
-Pues no- Decía yo mientras tocaba alguna nota falsa porque no me acordaba muy bien.
-¿Cómo sabes dónde hay que darle?-
-Ummm…memoria…déjame en paz-
-Es mío, me lo ha comprado mi padre. ¿Cómo se puede saber dónde hay que darle?- Y seguía tirando del estuche.
-Lo sonidos están escondido en las teclas, como los números de las “X”. Tú los tienes que descubrir- Y solté el estuche de repente para putearlo. El se fue hacia atrás por el impulso.
-¿Pero hay alguna técnica como en la “X”?
-Sí. ¿Tu has visto los papeles que se ponen los músicos de la orquesta delante? Allí están las “X”.
-Entonces.. ¿Hay que escribir la música antes?.
- No. Los músicos la oyen primero en sus cabezas. Unos las escriben en un papel y otros las buscan en los instrumentos.-
El Macho se entretuvo algunas tardes en buscar notas en el teclado y algunas mañanas en buscar números en las “X” y dedicó menos tiempo a llamar la atención. Aunque a veces lo hacía. Había descubierto el valor de las preguntas.
-¿Eres virgen, maestra?-
-¿Y tu padre, dónde está?-
-Trabajando. ¿Tú le metes la lengua a tu novio?-
-¿Y tu madre y tu hermana, las ves?-
-Mi madre se fue y se llevó a mi hermana. No sé donde están-
Le iba a preguntar por qué ella sí y él no. Él no era el más indicado para contestar. El era el auténtico amo de esa pregunta. Experimenté empatía no sólo por lo que pudiera sentir, sino por lo que aún no sentía y lo haría en adelante. De nuevo, empecé a perder el control de mi cara, y de mis ojos también.
-Ahora vengo, Macho-
Y me fui a algún lugar a respirar hondo.
Un día, el Macho, no vino a clase. Había venido su padre a por él. No supe nunca si le regaló el caballo.
Ahora será un hombre. Tampoco sé qué tipo de hombre.


Escrito por La caminante a las 4:00 PM | Comentarios (13) | TrackBack

20 de Junio 2005

Ve hacia la luz

Siete menos cuarto de la mañana. Suena la radio despertador. Apago el punzante pitido y dejo la radio sonar. Una oyente dice:
“Mi marido tomó la decisión repentinamente y por él mismo. Pero parece que ahora unos amigos, con su ejemplo y actitud le pueden hacer desistir. Creo que está dudando.”
Una señora de voz meliflua le contesta:
“Si él ha tenido esa revelación, es porque su maravillosa auto estima le está conduciendo por el buen camino. Creo que deberías estar tranquila que no será vulnerable a ninguna mala influencia. Las malas compañías no pueden hacer nada cuando la convicción es firme. Ayúdale, día a día en su decisión...”
Me froto los ojos y miro el dial con perplejidad. Compruebo si estoy sintonizando alguna cadena de radio religiosa. Pero no. Es la cadena habitual. Lo que estoy escuchando es un programa para ayudar a dejar de fumar.

Escrito por La caminante a las 12:04 PM | Comentarios (11) | TrackBack

16 de Junio 2005

IMPOTENCIA

Madre: Mi hijo/a me cuenta que Fulanito de Copas le pega.
Directora: (Suspicaz y ganando terreno). Hemos observado que su “hijo/a” es muy sentido/a. Quizás algo dependiente. ¿Es posible que usted le tenga muy protegido/a? Vive…ummm sólo/a con usted…¿No?
Madre: Vive solo/a conmigo y además tiene el pelo oscuro. ¿Y?
Directora: (suspicaz pero retrocediendo) No es necesario que se ponga usted a la defensiva.
Madre: ¿Me defiendo? ¿Acaso usted me ha atacado?
Directora: (Solemne). Fulanito de Copas es un alumno que se esfuerza…
Madre: Que se esfuerza y pega.
Directora: A nosotros no nos consta..
Madre: A mi hijo/a si le consta y a otros compañeros también.
Directora: Nadie se ha quejado.
Madre: Ya si.
Directora: Ya se está acabando el curso..
Madre: Con un alumno que agrede por sistema a los demás.
Directora: (Evasiva). Su hijo/a podría tener mejores rendimientos si…
Madre: Los rendimientos de mi hijo/a los conozco y no son malos.
Directora: Quizás si él/ella no fuera tan pacífico/a y sentimental…
Madre:¿No sería el culpable de ser agredido/a? ¿En eso lo/la van a educar?
Directora: La vida es así, tiene una oportunidad de aprender a defenderse…
Madre: No viene aquí a aprender a defenderse. Son otras cosas las que les tienen que enseñar.
Directora: (Exasperada) Comprenda señora que en ocasiones nos vemos desbordados, impotentes…
Madre: “Impotente”, señora, es una palabra que usted no sabe ni utilizar ni definir. Mi hijo/a cuando le pegan se siente “impotente”. Ustedes, cuando no saben que hacer, se sienten “incapaces”

La violencia en la escuela ha aumentado espectacularmente en este país en los últimos años. Los casos de suicidio por bulling o acoso moral en las aulas han ocupado bastante/demasiado espacio informativo en este curso que acaba. Al otro lado de la puerta del colegio, está la calle…

(Este post no tiene origen en la experiencia personal de la autora y su descendiente, gracias a Dios… pero la autora sabe que la escena es real, y lo que es peor: frecuente. Pero si un padre agrede a un profesor, (que algunos/muchos/demasiados lo hacen), la culpa es del resto de los padres, que no les apagamos a nuestros niños la tele.)

Escrito por La caminante a las 1:28 AM | Comentarios (12) | TrackBack

15 de Junio 2005

Abstinencia sexual

Sé que hay personas que optan en su vida por mantener, (iba a decir “practicar”) la abstinencia sexual. Gran parte de estas personas toman esta opción por sus creencias religiosas o por el ejercicio de su profesión dentro del ámbito de una religión.
Siempre he creído que esas personas son libres de hacer con su cuerpo lo que quieran y, sin duda, creer y practicar la religión que elijan.
Pero ahora tengo mis dudas.
Quizás nos deberíamos oponer a la abstinencia sexual.
Desde un punto de vista espiritual es inaceptable.
Si partimos de la idea de un Creador de todo lo que existe, la abstinencia sexual es una rebeldía blasfema y sacrílega contra los designios divinos, que creó a los seres humanos, no sólo con capacidad reproductora, sino con todo un prodigioso sistema neuroendocrino que prepara su organismo para que no se cumpla esa función reproductora de una manera circunstancial y esporádica sino que sea una función deseada y festejada por el organismo mismo. Como Dios dotó de alma a los seres humanos, también procuró que su cuerpo tuviera la capacidad de trascender su mera dimensión biológica y pudiera ser un instrumento de expresión de ideas y sentimientos, y para que el ser humano fuera responsable ante Él del uso que se le diera a esa capacidad, les dotó “del libre albedrío”.
Como estas son mis creencias y la abstinencia sexual va en contra de ellas, me parece del todo inaceptable.
La abstinencia sexual es una actitud “contra natura”, por lo que quizá, las personas que la observen no deben tener los mismos derechos ante la sociedad, incluso en cuanto a leyes que sólo regulen derechos civiles y no tengan implicación religiosa.
Su actitud perjudica al país. Contribuye a la disminución de las clases activas con respecto a las clases pasivas, con el consiguiente incremento del gasto social y el riesgo que eso supone para el estado del bienestar. Es por eso que considero que los profesionales deberían objetar y no desempeñar su profesión con estas personas. Habría que llamar a la desobediencia profesional, por ejemplo a los médicos y los farmacéuticos, para que se nieguen a facilitar modos de curación a los enfermos de próstata de los que se sospechen que se lo han buscado por la inactividad de su glándula seminal.
También deberían posicionarse los partidos políticos, y apoyar manifestaciones y todo tipo de reivindicación encaminada a negar la igualdad civil de esas personas.
Los partidos de derechas, sobre todo, porque la abstinencia sexual atenta contra la raiz misma de la familia.
El Rey tampoco debería sancionar leyes que garanticen su igualdad legal porque.... porque... porque sí.
Cualquier posibilidad de adopción de niños por parte de esas personas debe ser abortada, (no por Dios, esa palabra no), mejor dicho evitada. Con toda seguridad esas personas cuidarán mal de sus hijos adoptivos, le enseñarán malas costumbres y les traumatizarán con las suyas. ¿Qué por qué lo sé?. Sólo hay que mirar los raros que van vestidos. Además, seguro que se empeñarán en ejercer su abstinencia sexual delante de los niños.
Por eso creo en la necesidad de un movimiento cívico secundado por fuerzas políticas para oponerse a que esta actitud aberrante de la abstinencia sexual se desenvuelva dentro de un marco de igualdad legal. He dicho.


Escrito por La caminante a las 2:45 PM | Comentarios (22) | TrackBack

13 de Junio 2005

Dias de regalo

He tomado el sol en una playa de Cádiz. Me he adormecido en la arena arrullada por dos voces, una infantil y otra varonil. Me he dormido del todo y cuado abrí los ojos había un racimos de rayos volcándose sobre el mar desde detrás de una nube y unas manos en mi cintura con una voz que preguntaba si quería merendar. Antes, mi hija, paseó un alga helada por mi espalda. Cuando me he incorporado, mis pezones contraídos por el aire de poniente me han recordado aquel día…

Abrí la ducha de golpe y el agua fría golpeó mis cervicales. “¡Jodeeer!”
Mientras regulo la temperatura, observo que un pezón se ha contraído por el frío. El otro no.
Frunzo las cejas y me llevo las dos manos a cada pecho. Debajo del pezón izquierdo distendido, entre mis dedos, el tacto temible de un cuerpo extraño, algo que ha crecido dentro de mí pero que no debería ser mío. Entre la urgente presión de mis dedos se define. Es una pequeña esfera que amenaza bajo mi piel.
El agua cae desde la ducha y salpica mis tobillos y mi desconcierto. En un rincón de aquella intimidad blanca de mi bañera se me seca la boca y permanezco inmóvil. Tenía 28 años. El pezón derecho se vuelve a contraer. Esta vez es por miedo.

Estuve algo más de tres días, sin decir nada a nadie. Ni a mis padres, ni a mis hermanas, ni a mis amigos…
Durante tres días, miraba a las personas a las que quería, las miraba reír, comer, ironizar, hacer planes y pensaba que en ese mismo momento con una sola frase, desmenuzaría su realidad. Les miraba y sentía una inconmensurable ternura. Entonces callaba y pensaba. “les voy a regalar unas horas, o mejor un día. Un día para que piensen que esas averías, esas dudas, esos desaires, esas discrepancias, esas disyuntivas, son cosas importantes y disfruten de ellas.”
Les regalaba a mis seres queridos un día de normalidad. Y así estuve hasta tres. Les regalé tres días.
Un mediodía abrí los labios y les apreté el corazón. “Tengo un bulto en un pecho”.

Después vino un episodio que porque pasó de largo, como otros, no hago nada en contra de su gradiente. Mi historia de ahora empieza quizás cuando con las piernas colgando encima de la camilla donde me hacían las curas vi al cirujano que me operó venir hacia mí diciendo “ya tengo los resultados” mientras sonreía…

De aquello no quedan huellas físicas. Solo un semicírculo tenue entorno a la aureola que nunca nadie ha advertido ni a simple vista ni a vista recreada, salvo que yo señale y diga, aquí fue.
Ahora ese pezón sí se contrae. Se eriza con la brisa del Atlántico, con las algas heladas que mi hija pasea por mi cuerpo para despertarme y con las manos de él cuando acaricia mi cintura.

Escrito por La caminante a las 12:24 AM | Comentarios (15) | TrackBack

10 de Junio 2005

Suerte

Si en algunas ocasiones no hubiera tenido mala suerte,
hubiese aprendido mucho menos.

Escrito por La caminante a las 2:18 PM | Comentarios (15) | TrackBack

7 de Junio 2005

Mundo conspicuo.

¿Qué siginifica "conspicuo"?
Exactamente. ¿Qué significa?...
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Sí, el diccionario dice: "Que es ilustre, famoso o sobresaliente".
Bueno, pues ahora, con la mano en el corazón, lector de mi alma, ¿Cuántas veces ha utilizado "conspicuo" como sinónimo de ilustre o famoso?....
.....
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Vale, no hace falta que contestes, ni que digas cuál es el otro significado que sí le has dado a esa palabra, porque lejos de avergonzarte, deberías sentirte orgulloso. Porque para la biología, conspicuo es aquel animal que para alcanzar éxito reproductivo, está dotado de rasgos físicos o capacidad de adoptar conductas que consiguen llamar la atención en semejantes del otro sexo.
En la mayoría de las especies sexualmente dimórficas, el conspicuo es el macho, (el pavo real, el león..), porque la que elige es la hembra, pero no.. en eso no voy a entrar...(de momento)
La etimología lo resuelve mucho más eficazmente: "con-spi-cuo: aquel al que se mira"; que los académicos podrían haber resuelto como "llamativo" o "vistoso".
La biología explica sobre nosotros muchas cosas, más de las que creemos.
Si los humanos hemos sentimentalizado la actividad reproductora, también hemos homogeneizado nuestras intenciones y parece que estamos siempre dispuestos a fecundar o ser fecundados por el mundo entero.
Somos conspicuos. Nuestra cultura es conspicua, nuestro estilo es conspicuo..
(Andy Warhol lo sabía)
Lo cierto es que occidente es más conspicuo que oriente.
Hace poco, cuando Juan Pablo II murió, escuché un comentario de un compañero gay que además de hacerme reír durante semanas me hizo pensar cuán conspicuo es el mundo occidental: "que buen gusto tiene el Vaticano. La capilla ardiente está ideal..." ¡Y es que era cierto!. ¡ la capilla ardiente del Papa estaba "ideal"!. La religión católica ha sido siempre muy conspicua. ¿A que suena raro?. ¿Habrá algo más conspicuo que una catedral?
Dicen que la cultural occidental es fundamentalmente visual. El ser humano, de cualquier cultura es fundamentalmente visual. Dedica más areas de su cerebro a ese sentido que a otros. De olfato andamos fatal y de oído, según lo que se envía a Eurovisión...
Lo que creo es que la cultura occidental es fundamentalmente exibicionista. No queremos mirar, sino ser mirados, y por supuesto, ser elegidos.
Y esto, aunque suene feo, en una conducta animal.


Escrito por La caminante a las 3:10 PM | Comentarios (16) | TrackBack

5 de Junio 2005

Sin ánimo de molestar.

1. Tamaño total de los Archivos de Música en el PC:
El tamaño no importa.
2. Último disco que me compré:
¿Disco? ¿Vinilo? Leonard Cohen. Pero de eso hace muuuuchoooo.
3. Canción que estoy escuchando ahora:
El aire acondicionado del patio de vecinos (minimalismo puro)
4. Canciones que escucho mucho:
Las mismas que vosotros. Las que están de moda. Y las que ponga Kiss FM que se repite más que las brevas.
5. Cinco personas a las que paso el testigo:
Agatha Christie, Alfred Hichcock, Spencer Tracy, Ironside y el juez Garzón..Todos ellos hacen maravillas con un testigo

Escrito por La caminante a las 1:16 AM | Comentarios (8) | TrackBack

4 de Junio 2005

Bridget Jones, vete al carajo.

Llevo observando uno de los fenómenos culturales más enrevesados de los que he tenido conciencia nunca. El fenómeno de la mujer que hace de sí misma una caricatura. De la mujer que se instala en un humor fácil para configurar una realidad de la que no se cree dueña. La mujer que de su conformismo hace un chiste ocurrente. La mujer que hace de lo común, un consuelo, (y ya sabemos lo que dice el refranero...)
Leí el "Diario de Bridget Jones" el mismo año de su primera edición, y como libro me pareció oportuno. Y la película, algún tiempo después, me pareció acertada. Y la admiración del mundo occidental, ante la exposición de una situación específica, también me pareció adecuada.
Pero por donde no pienso pasar, de ninguna de las maneras, es por creer, que de una tira cómica se puede hacer una filosofía de vida porque a falta de pan, buenas son gracias…
A mi no me hace ninguna gracia.
No me hace gracia que una mujer con falta de autoestima manifiesta, consumista compulsiva, adictiva, inestable… sea el modelo con el que se definen legiones de mujeres jóvenes “con un pié puesto en la madurez”, que pretenden reírse de los sistemas que las determinan a ser unas “pringadas” y ellas, encima, amenizando.
Me crecen Bridget Jones, por los costados como a un árbol los champiñones después de la lluvia. Amigas cuyo índice de felicidad viene dado por los mensajes del móvil, blogeras cuyos éxitos es la blogoesfera se miden en grado de soltería maldita e ironizada, mujeres que en definitiva, de alguna manera, expresan que no están satisfechas pero que cuánto se ríen de sí mismas.
¿Y cuándo se va a acabar esa risa?
¿Cúando el móvil y la báscula va a dejar de resolvernos la existencia y proporcionarnos carcajadas?
Estamos hablando de personas. De seres humanos.
De seres humanos que heredamos una lucha por la igualdad y la dignidad que les costó tiempo de prisión a mujeres que no disponían de tiempo para pesarse ni para comprar ropa de marca.
Después de tanto siglos de progreso ¿Estamos en mano del tío bueno de la oficina? ¿Del último anticelulítico?
Pero cuanto jiji y jaja, con la Bridget, que al final le acaba raining men, Aleluya!
Pues resulta que los hombres no raining never. Pero never, never..
Porque son personas, y se encuentran donde están las personas, haciendo cosas, y no se les pide a Dios ni a San Antonio como si fueran cosechas.
Y que ya les puede echar el polvo del siglo que si no quieren no quieren.. Y estar buena que se caga la perra,que te puedes ver sola, mirando un teléfono un jueves, un viernes, un sábado.. ¿Y a ver, dónde está lo cómico?
La cultura del “best seller” es lo que tiene, que entretiene, pero no resuelve.

Escrito por La caminante a las 2:02 AM | Comentarios (17) | TrackBack