En mi falilia, que yo sepa, desembocan varias vertiente filogenéticas. Tengo una abuela navarra y yo tengo el rh negativo. Tengo un abuelo de Toledo,la gran reserva de sangre judía en España. Tengo también un abuelo sospechoso de ser gitano, y además todo lo que sé de él lo confirma. Y tuve una abuela que por fortuna no traía credenciales étnicas, pero que nos enseñó la ternura, la flexibilidad y la imaginación (sería pleyadiana..)
Así que cuando mis hermanos y yo empezamos a reproducirnos como conejos, llegado el momento, tuve el interés de observar si el caudal genético tomaría una forma evidente alguna vez.
Encontré al judío y a la gitana al poco de nacer ellos. No lo pueden disimular...
Mi sobrino Pablo es el judío. A los cuatro años vendía las piedras de la calle y especulaba con las chuches de los demás niños. Sí, limpiaba las piedras con agua, las clasificaba por orden de tamaño y te las ofertaba por un precio razonable. Y lo más asombroso es que le comprábamos las piedras, de tan bien que las vendía. Otras veces se iba con lo demás niños de la familia al bar de la urbanización a comprar chuches y guardaba las suya hasta al día siguiente que los demás niños no tenían para ponerlas en venta por un precio superior al original. A mi me parecía asombroso. El resto de los adultos, simplemente no se coscaban.
Mi hija es una gitana. Le das dinero para un transporte y ella va andando y se queda el dinero. Siempre se cree que tu eres una alelá. Sólo piensa en el momento inmediato y es una artista para sacarle partido, pero media hora más allá de ese momento, nunca tiene nada previsto. Es zalamera e interesada,pero poco práctica. Pablo es autosuficiente y simpático, pero tremendamente práctico. Observándoles a ellos entiendo de pronto porque los judíos tienden a ser ricos y los gitanos pobres.
Pablo siempre ofrece ayuda y María suele pedirla.
Ahora son adolescentes. María tuvo un contratiempo sentimental y sus visceras tuvieron una reacción inusitada. Quiero decir que entre tanto vómito y llantinas su abuela (hija de la navarra y del judío) consideró que la ayuda que necesitaba ese cuerpecito y esa mente reactiva y sentimental era una compañía serena, analítica y brillante. No llamó a Cristo ni a Froid para ayudarla (ambos semitas) pero llamó a un judío parecido a Woody Allen que la hizo reir entre arcadas en una esquina hasta que convirtió sus penas sentimentales en una experiencia surrealista de la que ya se reía un par de días después. Era Pablo.
De cualquier manera, mi sobrino Pablo valora el humor diparatado y abstracto de su prima. Adora su visceralidad árabe y su sensatez senequista. Lo que estoy esperando es a ver como este jodido judío inventa algo para sacarle rendimiento..
Lunas artificiales, redondas y roñosas.
Lunas alineadas en la avenida y escatimadas en el callejón.
Luna única de esquina. Luna exclusiva de la ventana. Lunas civiles.
Lunas de horarios municipales.
Lunas, una a una, en la acera.
Lunas testigos del beso y del puñetazo.
Lunas complices del abrazo,
Lunas rotas, lunas sucias o amarillas.
Lunas falsas y reales,
Lunas multiplicadas, con cráteres de sombras de la ciudad.
Lunas con halo de balcon y escaparate oscuro
Lunas que no riman con ningunas.
Lunas que cantan con el local que se cierra.
Lunas que señalan las puertas abiertas.
Lunas como estrellas, desde mi coche, donde escucho mi canción.
Lunas que me dicen que parecen aquello que no son