A veces ocurre un minuto fugaz en el que hay no hay nada más que tú ante la vida, caminando una calle o un pasillo.
Ese momento en el que todos los ruidos son tuyos.
El instante donde se produce la división verdadera, entre el uno y el todo.
Es ahí donde la vida no tiene sentido ni lo necesita.
Es sólo un destello, un acontecimiento.
Y entonces, se existe en la sorpresa de hacerlo.
La felicidad no existe (Fdo: Un infeliz.)
En la puerta del hospital está mi hermana con el bebé,( dice mi madre en la habitación). Bajo y me lo llevo para que mi hermana pueda subir.
La hija pequeña de mi hermano quiere acompañarnos. Los tres paseamos con carrito por el bullicio de la tarde de la calle San Jancito.
En las sillas de aluminio del Horno de San Buenaventura, no detenemos a descansar para ver caer la tarde y pasar la gente. Le canto al niño una canción sobre un serrucho porque rima con te quiero mucho. Anita cuestiona la letra minuciosamente. El bebé patalea. Yo soy feliz.
He comprado 150 gramos de jamón de bellota. Entro en la primera cancela junto un muchacho moreno con sonrisa blanca y desde el patio de la comunidad veo a mi hija en la ventana de mi cocina. !Maria, no te hagas la cena que mira lo que traigo! Y agito la bolsa de la charcutería. Mi hija se vuelve a la ventana y me contesta:!No!, si estoy fregando los platos. En mitad del patio, con una bolsa de plástico pendiendo de una muñeca, empiezo a aplaudir. El vecino de los dientes blancos me sujeta la segunda cancela mientras se ríe. Yo soy feliz
James Watson, genetista y biólogo estadounidense considerado el parte del ADN, ha lanzado una nueva teoría. Las pruebas demuestran, dice, que la inteligencia de los negros no es la misma que la de los blancos.
¿Y qué?
En el artículo, los investigadores aseguran que las conexiones sinápticas (estructuras especializadas que comunican entre sí las neuronas) en el neocórtex temporal masculino son un 30 por ciento más numerosas que en el caso de las mujeres.
¿Y qué?
Soy más alto que tú
¿Y qué?
Tengo más dinero.
¿Y qué?
Ya no te quiero
¿Y qué?
He visto a mi hermano, aquel con el que crecí y corrí por las calles de tierra, con su pecho sembrado de cables. Lo oí decir en la UCI Hermana, búscame un periódico que me aburro mucho aquí. Y corrí por las calles de piedra para encontrar sólo una revista de Historia que contaba cosas de los asirios. Corrí, y di gracias a Dios de que los puestos de prensa abiertos a esa hora, quedaran lejos del hospital. Agradecí al Dios del que todos los días dudo y todos los días reconstruyo que me diera una causa para correr por las calles, cuando más lo necesitaba