24 de Noviembre 2006

Mirones

Dejo el coche en el aparcamiento de la empresay voy andando hacia el hospital, por el puente de la Barqueta mientras termina de amanecer.El río va perdiendo el color gris de su reflejo, que se va dorando. Unos jirones rosa se suspenden el el cielo sobre la Resolana. Me gusta caminar en una mañana como esta, dorada y rosa, apenas fría y murmulleante.
Un semáforo en verde me marca los segundos acompañado de un sonido acuciante. 9...8...7. Tres segundo paseando al amanecer pueden ser grandes, pero nunca son largos. Huele a café y churros desde el bar Plata, cuando llego a la Macarena. Camino delante del antiguo Hospital de las Cinco LLagas En la acera, parados con el motor en marcha, ronronean los autobuses en la parada.
Ojos de sueños, algún bolso ajado aferrado a un costado, patillas largas en un perfil, un periódico abierto, una carpeta, las raices sin tinte de pelo un rojizo,la chaqueta de un chandal blanco... Llegan historias a mi mente como un olor repentino. Dejo a mi lado ese susurro de vidas y ya diviso el hospital donde tengo esa consulta tan temprano.
Desde los autobuses, algunos pasajeros miran por la ventanilla y contemplan una mujer que camina.

Escrito por La caminante a las 8:33 PM | Comentarios (5) | TrackBack