Decía Gabriel García Márquez que escribía para que lo quisieran más. Pocas veces he escuchado una frase que haya entendido mejor, y pocas veces me ha indicado un camino que menos capaz me siento de seguir.
Me gusta escribir, pero solo puedo dar borrones de lo que quiero decir. Si fuera capaz de escribir una historia tendría una remota posibilidad de obstener dinero y fama. Y no es que no me sienta capaz de escribir un libro, lo mismo lo hago un día. Pero es que sólo quiero escribir y también, cómo no, quiero que me quieran. Pero tanto una como otra cosa no sé premeditarlas. Yo lo que quiero es que me quieran sin condiciones y por tanto, escribir sin condiciones. Quiero que me quieran antes, insignificante, torpe, envejeciendo,..como sea. No quiero escribir para elevarme, quiero escribir desnuda, en carne viva. Quiero escribir a solas, desinteresadamente. Quiero escribir de día o de noche, lúcida o perturbada, y así quiero que me quiera quien vaya a quererme: este es el menú, no hay mujer a la carta.
Quiero que me quieran desde abajo, tan común e intercambiable. Quiero que me quieran como se puede querer a una barrendera, a una prostituta o una geóloga, así con casualidad y reconocimiento.
Y luego, porque no puedo evitarlo, escribo...
Hola! Me topé con tu blog por accidente, y leí tu post... a mi también me apasiona escribir... y lo hago cuando mi caos personal me empuja a hacerlo. Lo hago aunque nadie me lea, y no se si realmente me interesa que me lean. Lo cierto es que me gusta hacerlo y poco más.
Escribo en mi blog sobre muchas cosas. Chorradas, paranoias, inquietudes... y escribo también sobre papel retazos de historias que puede que algún día acabe...
Ánimo, sigue escribiendo... y sobre la frase... lo más importante es que te quieras tu a ti misma, si escribiendo te sientes bien... mólate escribiendo.
Jeje, besitos
Escrito por turin a las 15 de Diciembre 2007 a las 02:01 PMQue te quieran como a una geóloga, una barrendera, o una prostituta y querer tú así también. Querer a un hombrecillo, pero quererlo. Traer el jornal a casa, entregarlo a un chulito que te calienta por la noche, querer oliendo la fetidez de los demás, los vómitos, las sobras y los traumas de los otros y pese a ello, querer. Querer aunque también huela a alcohol como tú, y que te bese antes de la ducha; pese a ello, quererlo porque la querencia es un misterio.
Suerte de quien te quiera, porque en tus letras, esas que dices que salen de la querencia de otros, está también la semilla de tu querer. Suerte de ese al que ahora mismo quieres, o algún día querrás, o que ya hayas querido. Y que sea siempre de vuelta, que te queremos
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