25 de Noviembre 2007

Los distinguidos

El dinero ya no distingue a las personas. No todos pueden tenerlo pero ya si cualquiera; las ganancias de un fontanero se equiparan paulatina e imprevisiblemente a las de un investigador científico. La cualificación ya no clasifica: las universidades son públicas y un libro cuesta menos que unas zapatillas deportivas. Las marcas comerciales no nos diferencian y además nos hacen sospechosos de la trampa o del complejo. Los apellidos hace tiempo que dejaron de ser rancios. La fama ya no precede a la excelencia sino a cualidades bien distintas; nuestras crónicas de sociedad se han convertido en monográficos de miserias comunes. El diseño se ha democratizado en grandes superficies como Zara o Ikea. Los avances cosméticos y médicos están uniformando y repartiendo el privilegio de la belleza física.
Los signos externos que nos nombraban, ya no lo hacen.
Pero seguirá existiendo una forma para que otro ser humano te informe de su propia exquisitez: será eso que clasicamente se llama consideración, algo que incluimo en el concepto de educación, cuando es ella la educación misma.
La elegancia del futuro será dominar el arte de la presencia (propia y ajena) , porque nadie lo puede fabricar en serie ni abaratar sus costos. Los aristócratas de las calles empiezan a ser aquellos que sujetan una puerta para que otro pase, los que escuchan sin interrumpir, los que piden disculpas si te han pisado.
Ellos serán la élite.

Escrito por La caminante a las 25 de Noviembre 2007 a las 05:50 PM | TrackBack
Comentarios

Muy buenas observaciones, caminante. Saludos!

Escrito por jvol a las 1 de Diciembre 2007 a las 04:28 AM
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