Puedes aprender -durantes muchos años- qué puedes creer o no.
Sobre todo aprenderás lo que te corresponde negar, cuál es la duda que te toca.
Pero si fumas entre las ruinas, también tendrás que sorprenderte.
Pregúntale a Leonard por qué la mujer que no necesita procrear contigo
es la que te pone duro el cerebro.
Él no te va a contestar. Él va a ignorar tu pregunta.
Y esa es toda la respuesta.
Aprendí a improvisar, a instalarme en el paréntesis.
Soy una rapera con mucho reojo.
No hay mucho más, ni se le espera.
Por eso, mis caminos no son de ida ni de vuelta.
Ahora.
No. Leonard me dio una respuesta, pero nunca me dijo dónde estaba. La busqué en la casa de los pájaros, en los vertederos sevillanos del amor, en la noche, entre velas; traté de escucharla en duos imposibles y en canales de rumores, por si acaso. La busqué también entre tus paréntesis terrenales y el pecho vacío del torero suicida. Y ahí estaba, untada en la tostada, bien liada y prensada, en el autobús de línea que recorre el único surco en tu piel, bajo el puente de la esperanza.
Escrito por Hospes a las 19 de Noviembre 2007 a las 02:23 AMHe descubierto tu blog buscando otra cosa, pero llevo toda la tarde entretenido leyendote y me tienes enganchado. Gracias.
Escrito por Anonymous a las 25 de Noviembre 2007 a las 02:21 AM