Hablábamos esta mañana, María José, Sonia y yo sobre las personas que hemos perdido en la vida. A las ocho y media de la mañana, sentadas en la redacción con un café "para llevar" en un vaso de corcho blanco y térmico, con los ojos brillantes, unidas por la cotidianidad y por lo que de común tenemos.
María José perdió repentinamente a su madre estas navidades, en una noche, en la Nochebuena. Tiene que luchar cada día con ese zarpazo tan violento que todavía le abre la piel. Yo le contaba como el recuerdo de mi padre convive conmigo. Me acompaña cuando elijo mi coche nuevo, cuando logro algo, cuando libro una batalla, cuando veo a mis hermanos tener hijos, conquistar trozos de vida...
Ya no pienso en él con pena, pienso con rabia. Me parece incongruente que él no esté aquí. Sospecho que no haya un día de mi vida futura que alguna tripa se mueva en favor de su recuerdo. Mi padre era un gran hombre, me enseño a pensar con libertad, a tener riqueza en lo poco, a tener prudencia en lo mucho, a relativizar, a decir no, a conceder sin consentir. a poner el silencio a mi favor, a poner las palabras a mi servicio, a levantar la cabeza siempre, a tender la mano lo más posible, a saborear la comida más humilde, a mirar de lejos lo deslumbrante, a no juzgar, a tener criterio, a esperar lo inesperado, a no desesperar, a agradecer, a reclamar, a sentarme a mirar, a ir al encuentro, a llamar a las cosas por su nombre, a dudar de lo que creo saber, a querer saber más...
Y se fué. En un fin de semana. La última vez que lo vi consciente estaba regando el césped de su casa y me dijo, "no le grites a la niña". Y ya está, ya no hubo más, sólo alcancé a verle en coma en la UCI dos días después y ponerle la mano en la frente. Sólo se me ocurrió eso, cuando lo ví allí inerte, ponerle mi mano en su frente... Ya no le ví nunca más.
Y eso es todo.
Pero sigues aquí y la frente ya no está pero tu mano sí.
Y estás obligada a seguir a tu mano que se ha quedado aquí. Y lo recuerdas mientras tomas un café intenso y no le encuentras sentido.
Pero por la noche, empiezo a escribir sin saber qué quiero decir y la puerta del cuarto de baño se abre y entre el vaho aparece una silueta forjada por diez años de vida. Entre la nebulosa con olor a jabón , los pechos apuntados y el vello púbico incipiente de una niña me dicen "Esa frente continúa entre tus manos, no te detengas, por favor"
No lo haré.
Es bonito esa vision Mercedes, el poder continuarla en el futuro y ver como evoluciona, como tu eres parte de algo que a su vez será parte de otras cosas, y como el mundo cambia y las cosas importantes seguiran ahi, si queremos.
Besos
Escrito por mICrO a las 25 de Febrero 2005 a las 10:40 AMTu padre se sentiría orgulloso, no solo por sentir lo que nos cuentas, si no por contarlo y transmitirlo.
Yo solo desearía poder llegar a ser la mitad de buen padre de lo que ha sido el mio conmigo.
Ánimo.
Escrito por Cervero a las 25 de Febrero 2005 a las 02:03 PMVaya, me ha emocionado muxo tu Post, y mas despues k los ultimos dias estuviera como un flan de nervioso, pues tenia muxas dudas sobre un dolor que creia(y los medicos no sabian) seria un cancer...al final parece k no, aunke tengo k vigilarlo aun...pero me ha exo pensar en muxas cosas.
Un saludo!!!
Escrito por Toni a las 25 de Febrero 2005 a las 02:39 PMDebo darle gracias a Dios pues aun tengo a mis seres más allegados a mi lado, perdí a los abuelos por la edad, cosa natural. Pensar en la muerte siempre nos deja sobrecogidos afortunadamente el cuerpo humano, la mente, crea una pelicula invisible para protegernos del dolor que sólo pensar en que nos falte un ser querido nos proporciona. Esta misma mañana al preguntar por un anciano enfermo a su nuera no he podido más que exclamar sobre la injusticia del mundo. Ver morir a gente joven, en poseción de todas sus facultades, por accidente o enfermedad, mientras otros son vegetales que están sufriendo y hacen sufrir...
Siento la muerte de tu padre, sin conocerlo tu aqui nos lo has presentado y tengo la seguridad de que debió ser un hombre estupendo. Mi padre...no quiero no pensar en su muerte, no sé por qué se me haría más dolorosa que la de mi madre al menos así pienso ahora... Ojalá los tenga mucho tiempo a mi lado...
Besos.
Ah, el otro día leí en "El correo de Andalucia" que, a tu amigo Pablo Pineda le han concedido la medalla de Andalucia. Desde aqui le doy la más cariñosa enhorabuena.
Me dijeron una vez que las personas no se mueren mientran sean recordada y tu padre está aun presente, ánimo amiga
Escrito por victorlazlo a las 1 de Marzo 2005 a las 04:48 PM