4 de Junio 2009

Vivir vagamente

Salí corriendo por el pasillo cuando me dijeron "Juanjo se ha mareado". Dejé a la persona que me lo decía con la palabra en la boca y salí corriendo y al llegar a la zona de los ascensores me lo encontré sentado en el sofá con los ojos semicerrados mientras David le abanicaba. "Ay, que blanco estás" le dije e inmediatamente me arrepentí de decirlo. Fueron llegando más compañeros. Todos estábamos perplejos. Algunos empezaron un rosario de preguntas : "¿Has comido? ¿Te duele algo? ¿Te late el corazon?.". Otros le tomaban sucesivamente el pulso, intentaban subirle las piernas al sofá, o le tocaban el sudor frío de sus sienes. Antonio y yo abrimos las puertas de las escaleras y metimos periodicos atrasados debajo para que no se volvieran a cerrar. En la empresa hace calor, mucho calor y humedad, porque un disparatado y políticamente correcto plan de austeridad ha restringido el aire acondicionado. Juanjo es el realizador del informativo del que soy productora. Trabajamos cada día codo con codo, a veces en medio de la prisa y la tensión, a veces en medio de la risa y de la confidencia. Se agolpan los compañeros en ese momento en torno a él que no mejora, que contesta con los dedos, que apenas puede hablar. Es hora de llamar a algún médico y a su mujer, que trabaja en otro edificio de la misma empresa. Me aparto un poco, Creo que somos demasiados, que podemos agobiarl. Aguien me dice que viene el 061 ya. Entonces pensé "¿Y si se estuviera muriendo?" Y sentí como si una mano empujara mi pecho fuertemente, una sensación de que a los pulmones les costara llenarse de aire, En ese instante comprendí que no somos concientes de la fragilidad de todo lo que nos rodea, Que no estamos despiertos para reconocer en cada minuto como nuestra vida está llena de caras y voces, de olores y formas que destinamos al fondo, siempre al fondo. Entendí cómo nuestro amor se reparte, se fragmenta, en una jerarquía de planos en el que ninguno es insignificante y en el que muy pocos son significativos. Que son, en demasiadas ocasiones , más prioritarias las ausencias que las presencias. Pero la lucidez que otorga a la mente los sustos me prodigó una idea repentina, una especie de revelación, un insight labrado en algunas noches de estudiar el sistema nervioso. Entre los cuerpos de compañeros tensos, la palidez, la sudoración y la apariencia de aplomamiento de las extremidades de Juanjo me inspiraron una hipótesis: ""Tiene una reacción vagal. No se va a morir.. por lo menos hoy" Yo no estaba segura. No soy médico, sólo estudiante de psicología. Pero sé del sistema nervioso más que la media de la población y además ese pensamiento apartó la invisible mano que empujaba mi pecho y permitío que respirara hondo. "Lo mismo es sólo una reacción vagal" dije en voz alta. Varios me miraron y alguno preguntó " ¿El qué?" "Una reacción vagal, un cuadro que produce el sístema parasimpático en algunas situaciones, lo mismo que sufren algunos soldados en los desfiles o lo que les pasa a algunas personas cuando ven sangre o le dan una mala noticia de repente. Aquí hace demasiada calor y humedad y Juanjo lleva ya dos horas sin moverse de la mesa de sonido..." Yo comprendo que no me comprendan. Incluso agradezco que me escuchen sin comprenderme. Sé que les doy a los que me rodean infinitas posibilidades de practicar la paciencia. Llegó María José, la mujer de Juanjo, casi a la vez que el personal sanitario que desplegó todo un catálogo de instrumentos para comprobar qué le ocurría a mi compañero. Yo me fui a fumar con mi susto y mis revelaciones. Cuando volví, los del 061 ya se iban y no se llevaban a Juanjo que seguía pálido y sentado. ¿Qué han dicho? Y María José me contestó "Es un presíncope vasovagal, o algo así, no es peligroso en principio.." Lo peligroso, lo grave (pensé yo mientras le sonreía) es estar sordos, desmayados, desplomados, desfallecidos.. ante una realidad que nos envuelve y arropa, ante una vida que nos habla y nos indica, ante un pensamiento que se vuelve nítido cuando la vida decide de repente que es hora de espabilarnos.

Escrito por La caminante a las 4 de Junio 2009 a las 07:49 PM | TrackBack
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