Le conté la receta que estaba haciendo a Pepa cuando llamó para ponerme al tanto del sufrimiento de su enfermedad mental.Hay quien sucumbe el abismo de su consciencia pero no claudica ante el tacto del terciopelo o el crujir del holjaldre.. Sabios sin permiso...
Su voz se alumbró con mi receta y me despertó esta respuesta:" Pepa, con la cocina, algunos conseguimos acariciar a aquellos que queremos, por dentro". "Adios, mi amor"
Siempre nos despedimos así. Así acabo las conversaciones con ella, mi hija o mis hermanas. A mi madre nunca le digo "mi amor". Por eso cuando una vez me oyó susurrarle esas palabras a un teléfono pensó que ya volvía a tener pareja. Entonces le expliqué que cuando yo volviera amar a un hombre, había aprendido que él debía ser el último en saberlo
Le conté la receta que estaba haciendo a Pepa cuando llamó para ponerme al tanto del sufrimiento de su enfermedad mental.Hay quien sucumbe el abismo de su consciencia pero no claudica ante el tacto del terciopelo o el crujir del holjaldre.. Sabios sin permiso...
Su voz se alumbró con mi receta y me despertó esta respuesta:" Pepa, con la cocina, algunos conseguimos acariciar a aquellos que queremos, por dentro". "Adios, mi amor"
Siempre nos despedimos así. Así acabo las conversaciones con ella, mi hija o mis hermanas. A mi madre nunca le digo "mi amor". Por eso cuando una vez me oyó susurrarle esas palabras a un teléfono pensó que ya volvía a tener pareja. Entonces le expliqué que cuando yo volviera amar a un hombre, había aprendido que él debía ser el último en saberlo
Le conté la receta que estaba haciendo a Pepa cuando llamó para ponerme al tanto del sufrimiento de su enfermedad mental.Hay quien sucumbe el abismo de su consciencia pero no claudica ante el tacto del terciopelo o el crujir del holjaldre.. Sabios sin permiso...
Su voz se alumbró con mi receta y me despertó esta respuesta:" Pepa, con la cocina, algunos conseguimos acariciar a aquellos que queremos, por dentro". "Adios, mi amor"
Siempre nos despedimos así. Así acabo las conversaciones con ella, mi hija o mis hermanas. A mi madre nunca le digo "mi amor". Por eso cuando una vez me oyó susurrarle esas palabras a un teléfono pensó que ya volvía a tener pareja. Entonces le expliqué que cuando yo volviera amar a un hombre, había aprendido que él debía ser el último en saberlo
Me encanta volver a leerte, te echaba de menos por aqui, y por muchos lados, hoy nos vemos :)
Besos
Escrito por mICrO a las 30 de Octubre 2004 a las 12:31 PMNo es mala estrategia aunque no creo que resulte. No es necesario, creo yo, decir "mi amor" para que el que tenemos enfrente sepa que nos tiene en sus manos. ;)
Escrito por Bo Peep a las 2 de Noviembre 2004 a las 07:50 PM