Esta mañana me he despertado varias veces pero he insitido en dormir más y más por ver si exorcizaba ese terrible cansancio que me ha acompañado toda la semana. He conseguido llegar a la meta de las doce menos cuarto del mediodía y eso que anoche no salí ni la "visita" se quedó a dormir. Solo tengo dos cosas obligatorias que hacer de aquí al domingo,ya que mi hija no está, estudiar y recoger la mochila que mi tío me va a prestar para hacer el camino de Santiago dentro de un mes. Todavía no he hecho ninguna pero aún es pronto.
Me habré despertado unas cuatro veces, desde la siete que es la hora habitual entre semana. Cada vez que me despertaba, veía la cara de mi gata observandome minuciosamente. Todas la veces me he despertado en distinta postura y localización, pero la gata siempre estaba ahí, atenta. Ella sabe que no debe despertarme, cosas del "condicionamiento operante", porque en el año y medio de vida que tiene, cada vez que lo hizo, atravesó volando la habitación. Lo que no he conseguido es que deje de subirse a la cama ni que le muerda el dedo gordo del pie al que me acompaña de vez en cuando. Pero es cosa sabida que los gatos son difíciles de adiestrar, de ahí que me gusten tanto.
Dediqué un periodo de mi tiempo a un cretino que no le molestaba tanto los ataques nocturno a los dedos de su piés como que yo quisiera a mi gata con esta impúdica desmesura, porque decía que había muchos niños en el mundo necesitados de ayuda... Por supuesto, el cretino, por esta y otras razones, fue debidamente desaparecido de mi vida.
Son pocos los que comprenden mi relación con mi gata: mi hija, mi madre y poco más.
Pero esta mañana, ahíta de descanso como no hacía tiempo, y observada con detalle por los ojos amarillos de mi gatita negra recordé las palabras de un amigo escritor, muy conocido por muchos : "sería usted, en otro tiempo, pasto de las llamas de lo políticamente correcto, o en otro caso, una perfecta pastilla de jabón". Estos escritores se explican tan bien que dan cosa..
Lo se, lo se.. una mujer medio gitana que vive sola con una hija y un gato negro, que si.. que lo se.. (afortunadamente, parece, nací en los años sesenta)
Cuatro, (así se llama mi gata), duerme enroscada en este momento muy cerca de mí. Me dan tentaciones de acercar mi cara a la suya y que cuando se despierte vea mis ojos marrones escrutándola. Sólo por corresponder.

Esta mañana me he despertado varias veces pero he insitido en dormir más y más por ver si exorcizaba ese terrible cansancio que me ha acompañado toda la semana. He conseguido llegar a la meta de las doce menos cuarto del mediodía y eso que anoche no salí ni la "visita" se quedó a dormir. Solo tengo dos cosas obligatorias que hacer de aquí al domingo,ya que mi hija no está, estudiar y recoger la mochila que mi tío me va a prestar para hacer el camino de Santiago dentro de un mes. Todavía no he hecho ninguna pero aún es pronto.
Me habré despertado unas cuatro veces, desde la siete que es la hora habitual entre semana. Cada vez que me despertaba, veía la cara de mi gata observandome minuciosamente. Todas la veces me he despertado en distinta postura y localización, pero la gata siempre estaba ahí, atenta. Ella sabe que no debe despertarme, cosas del "condicionamiento operante", porque en el año y medio de vida que tiene, cada vez que lo hizo, atravesó volando la habitación. Lo que no he conseguido es que deje de subirse a la cama ni que le muerda el dedo gordo del pie al que me acompaña de vez en cuando. Pero es cosa sabida que los gatos son difíciles de adiestrar, de ahí que me gusten tanto.
Dediqué un periodo de mi tiempo a un cretino que no le molestaba tanto los ataques nocturno a los dedos de su piés como que yo quisiera a mi gata con esta impúdica desmesura, porque decía que había muchos niños en el mundo necesitados de ayuda... Por supuesto, el cretino, por esta y otras razones, fue debidamente desaparecido de mi vida.
Son pocos los que comprenden mi relación con mi gata: mi hija, mi madre y poco más.
Pero esta mañana, ahíta de descanso como no hacía tiempo, y observada con detalle por los ojos amarillos de mi gatita negra recordé las palabras de un amigo escritor, muy conocido por muchos : "sería usted, en otro tiempo, pasto de las llamas de lo políticamente correcto, o en otro caso, una perfecta pastilla de jabón". Estos escritores se explican tan bien que dan cosa..
Lo se, lo se.. una mujer medio gitana que vive sola con una hija y un gato negro, que si.. que lo se.. (afortunadamente, parece, nací en los años sesenta)
Cuatro, (así se llama mi gata), duerme enroscada en este momento muy cerca de mí. Me dan tentaciones de acercar mi cara a la suya y que cuando se despierte vea mis ojos marrones escrutándola. Sólo por corresponder.

La caminante: Como una bruja

8 de Mayo 2004

Como una bruja

Esta mañana me he despertado varias veces pero he insitido en dormir más y más por ver si exorcizaba ese terrible cansancio que me ha acompañado toda la semana. He conseguido llegar a la meta de las doce menos cuarto del mediodía y eso que anoche no salí ni la "visita" se quedó a dormir. Solo tengo dos cosas obligatorias que hacer de aquí al domingo,ya que mi hija no está, estudiar y recoger la mochila que mi tío me va a prestar para hacer el camino de Santiago dentro de un mes. Todavía no he hecho ninguna pero aún es pronto.
Me habré despertado unas cuatro veces, desde la siete que es la hora habitual entre semana. Cada vez que me despertaba, veía la cara de mi gata observandome minuciosamente. Todas la veces me he despertado en distinta postura y localización, pero la gata siempre estaba ahí, atenta. Ella sabe que no debe despertarme, cosas del "condicionamiento operante", porque en el año y medio de vida que tiene, cada vez que lo hizo, atravesó volando la habitación. Lo que no he conseguido es que deje de subirse a la cama ni que le muerda el dedo gordo del pie al que me acompaña de vez en cuando. Pero es cosa sabida que los gatos son difíciles de adiestrar, de ahí que me gusten tanto.
Dediqué un periodo de mi tiempo a un cretino que no le molestaba tanto los ataques nocturno a los dedos de su piés como que yo quisiera a mi gata con esta impúdica desmesura, porque decía que había muchos niños en el mundo necesitados de ayuda... Por supuesto, el cretino, por esta y otras razones, fue debidamente desaparecido de mi vida.
Son pocos los que comprenden mi relación con mi gata: mi hija, mi madre y poco más.
Pero esta mañana, ahíta de descanso como no hacía tiempo, y observada con detalle por los ojos amarillos de mi gatita negra recordé las palabras de un amigo escritor, muy conocido por muchos : "sería usted, en otro tiempo, pasto de las llamas de lo políticamente correcto, o en otro caso, una perfecta pastilla de jabón". Estos escritores se explican tan bien que dan cosa..
Lo se, lo se.. una mujer medio gitana que vive sola con una hija y un gato negro, que si.. que lo se.. (afortunadamente, parece, nací en los años sesenta)
Cuatro, (así se llama mi gata), duerme enroscada en este momento muy cerca de mí. Me dan tentaciones de acercar mi cara a la suya y que cuando se despierte vea mis ojos marrones escrutándola. Sólo por corresponder.

Escrito por La caminante a las 8 de Mayo 2004 a las 03:08 PM
Comentarios
Escribir un comentario









¿Recordar informacion personal?