28 de Septiembre 2007

CUENTAS CORRIENTES

Sumo los días. Multiplico algunas noches. Divido por una y así nunca hay resto. Elevo a alguna potencia lo que no la tenga sólo y sólo si ofrece algún resultado. . Más que partir me gusta repartir.
No siempre despejo las incógnitas. Aprendí a simplificar. No pierdo de vista a las raices. Si hace falta, cambio de signo. De los quebrados me gusta su suerte. A los primos los sobrellevo, con los enteros me suelo entender bien. Con las restas hago trampa. Si pierdo la cuenta, le pregunto a la vieja.
Mis números nunca son rojos porque cuento con los dedos.
Y me llevo una, cuando menos..

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5 de Septiembre 2007

La calle despierta

Cuando llegué a mi calle, allá por el 99, era agosto. Entonces yo no sabía que en ese mes mi calle solía dormir. Escuchaba el sonido de mis pasos por los soportales cuando el calor más pesaba en mis hombros, pasaba delante de algún bar que abría para algunos cliente pertinaces, con un televisor cansino y algunas moscas perezosas pero pensaba en otras cosas y no en la solomnencia de las calles y en los ciclos circadiano de las piedras que había elegido para pisar un día y otro. Pero un día, al poco de llegar, mi calle despertó, estiró sus brazos que olían a café y gasolina y empezó a bostezar en doble fila. Llegó septiembre y de un día para otro los cierres metálicos empezaron a sobresaltar a las mañanas amarillas. La calle me fue ofreciendo el abigarrado mostrador de la panadería con las magdalenas de pueblo y las cuñas de chocolates, Los fascículos llenos de propósitos y ofrendas al otoño del puesto de prensa, el mosaíco de esos artículos del escaparate de la ferretería que nunca dejan de asombrarme, y el humo de la churrería de mi esquina. Y en ese kilómetro cero, hace años, comencé a caminar aprendiéndome los nombres y las aceras de mi calle.
Esta noche, buscando un sitio para aparcar me encontré de nuevo el desperezo de mi calle, mientra Junior y el Nolasco me cantaban en el coche:

"Y en mi barrio
Illa tu sabe, illa tu sabes te lo traigo
Entro despacio y así voy caminando
pa qué tanto altere si después no es tanto
Pa que tu te enteres: las cosa más valiosas de la vida
no tiene ni un nombre, ni un por qué, ni un dónde.
Ni la calma un precio, ni la fama un tercio
de lo que tú vales y los detalles
de la calle, si tanto a ti todo lo mejor te lo dijo
Con señales de humo"

Allí estaba mi reino, que olía a almendra fritas y que sonaba a los goles que sí entraron. Rafael que vende el último litro antes de cerrar la tienda hasta mañana. La papelería del argentino, y ese hueco por fín para dejar el coche cerquita. Allí me saluda a mi paso la cacatúa del mesón, la espuma de la cerveza y los adolescentes sentandos en el escalón, el puestecillo de las chuches, y la máquina de tabaco del bar donde siempre me dan cambio. Los perros que sacan a pasear a sus amos y los besos que cambian de labios en mi portal.
En mis dominios camino sin prisa, ¿Pa qué? ..

"Si yo suelo caminá
sobre brasas encendías
Si me gusta disfrutá
por la noche y por el día
No es que sea un superman
y es que me gusta la vía
Me gusta saboreá
las cosas más pequeñitas
Las cosas más chiquititas"

Canturreo y las llaves, desde la cerradura, me jalean.


Escrito por La caminante a las 2:38 AM | Comentarios (5) | TrackBack