Esos ojos que cada vez parecen más de mujer ya, tan pronto, son incrédulos. Pero en realidad así estrenan su auténtica credulidad, porque creen que saben.
Antes sabían creer. Los ojos de mi niña se detenían allí donde dirigía mi mano. Yo era el filtro absoluto de su realidad. Ahora, esos ojos que ya parecen de mujer, escrutan y desmienten mis fantasías, mis fábulas, esas ensoñaciones que a veces le he descrito como verdad. Por ejemplo, que existían los Reyes Magos o que las cosas, al final siempre salen bien.
La otra noche, alguien fue injustamente desagradable conmigo. Entre una gran reunión de personas, una me descubrió el lado menos fotogénico de su alma. Fue algo sin importancia, representativo pero intrascendente. Nadie tenía porque haberse dado cuenta. Yo misma creí que nadie lo había percibido hasta que el relámpago de una mirada ya de mujer centelleó por mi reojo. Un destello de indignación y de vigilancia envolvía con manos jóvenes y cálidas mis hombros de madre. La otra noche supe que ya jamás estaré sola.
Dicen que se parece más a su padre, pero muchos reconocen mi ironía, mi coquetería y mi atenta observación en esa mirada. Y me siento halagada, ¿Cómo no?, pero también me alarmo porque eso significa que está perdiendo la misma inocencia que yo perdí.
Esa niña tiene silueta y mirada de mujer pero la misma piel tierna y pulida del bebé que arrullé. Ese cuello que aún huele a galleta ya es adulto.
Esos ojos que cada vez parecen más de mujer ya, tan pronto, son incrédulos. Pero en realidad así estrenan su auténtica credulidad, porque creen que saben.
Antes sabían creer. Los ojos de mi niña se detenían allí donde dirigía mi mano. Yo era el filtro absoluto de su realidad. Ahora, esos ojos que ya parecen de mujer, escrutan y desmienten mis fantasías, mis fábulas, esas ensoñaciones que a veces le he descrito como verdad. Por ejemplo, que existían los Reyes Magos o que las cosas, al final siempre salen bien.
La otra noche, alguien fue injustamente desagradable conmigo. Entre una gran reunión de personas, una me descubrió el lado menos fotogénico de su alma. Fue algo sin importancia, representativo pero intrascendente. Nadie tenía porque haberse dado cuenta. Yo misma creí que nadie lo había percibido hasta que el relámpago de una mirada ya de mujer centelleó por mi reojo. Un destello de indignación y de vigilancia envolvía con manos jóvenes y cálidas mis hombros de madre. La otra noche supe que ya jamás estaré sola.
Dicen que se parece más a su padre, pero muchos reconocen mi ironía, mi coquetería y mi atenta observación en esa mirada. Y me siento halagada, ¿Cómo no?, pero también me alarmo porque eso significa que está perdiendo la misma inocencia que yo perdí.
Esa niña tiene silueta y mirada de mujer pero la misma piel tierna y pulida del bebé que arrullé. Ese cuello que aún huele a galleta ya es adulto.
Esos ojos que cada vez parecen más de mujer ya, tan pronto, son incrédulos. Pero en realidad así estrenan su auténtica credulidad, porque creen que saben.
Antes sabían creer. Los ojos de mi niña se detenían allí donde dirigía mi mano. Yo era el filtro absoluto de su realidad. Ahora, esos ojos que ya parecen de mujer, escrutan y desmienten mis fantasías, mis fábulas, esas ensoñaciones que a veces le he descrito como verdad. Por ejemplo, que existían los Reyes Magos o que las cosas, al final siempre salen bien.
La otra noche, alguien fue injustamente desagradable conmigo. Entre una gran reunión de personas, una me descubrió el lado menos fotogénico de su alma. Fue algo sin importancia, representativo pero intrascendente. Nadie tenía porque haberse dado cuenta. Yo misma creí que nadie lo había percibido hasta que el relámpago de una mirada ya de mujer centelleó por mi reojo. Un destello de indignación y de vigilancia envolvía con manos jóvenes y cálidas mis hombros de madre. La otra noche supe que ya jamás estaré sola.
Dicen que se parece más a su padre, pero muchos reconocen mi ironía, mi coquetería y mi atenta observación en esa mirada. Y me siento halagada, ¿Cómo no?, pero también me alarmo porque eso significa que está perdiendo la misma inocencia que yo perdí.
Esa niña tiene silueta y mirada de mujer pero la misma piel tierna y pulida del bebé que arrullé. Ese cuello que aún huele a galleta ya es adulto.
A los tiempos por aca. A veces, los ojos salvan vidas, y a vece suna mirada puede desatar el infierno. Espero que en esa mirada que esta descubriendo el mundo, haya lo más importante. la paz
Escrito por Ludovico a las 7 de Enero 2007 a las 05:52 AMMe has hecho llorar un poco, Caminante. Más que de emoción, de sentimiento. Cosas de padre, creo.
Escrito por Profe Portillo a las 8 de Enero 2007 a las 01:41 AMHay una historia en internet sobre el mate, que escribió una señora argentina... Ahí cuenta cómo es que se sabe cuando el niño se ha hecho "hombre", el día en que creyendo que nadie lo observa, saca las cosas necesarias, se prepara su mate y se lo toma solo.
Aquí describes otras de esas ocasiones... Momentos mínimos pero a la vez tan grandiosos, tan revolucionarios.
¿Recordarás el día en que tú pasaste a ser mujer y dejaste a esa niña que jugaba en charcos de margaritas? Bien se sabe que nunca se abandona del todo a esa primera niñez. La mariposa no es oruga, sin embargo, algo hay ahí que continúa.
Saludos...
Fernando
PD.: Es muy tarde aquí en Chile, pero haber encontrado tu sitio ha sido una hermosa recompensa.
Escrito por Fernando a las 10 de Enero 2007 a las 08:44 AMMencantó el comentario sin más no tngo mas palabras. kien eskribio esas palabras¿¿??a mi me gusta escribir letras asi conseguí hacer un par de canciones que solo eskuxaron mis amigas d confianza, kien kiera conocerme que entre en www.amorenlared.com y me buske por La_Pache y me deje comentario
Escrito por pache a las 12 de Enero 2007 a las 08:18 PMUn momento hermoso...se le desvaneció la inocencia poco a poco, como debe, y se quedó cogida a ti un momento, de repente cogiéndote :) ¿Donde hay que firmar?
Escrito por mOe:) a las 15 de Enero 2007 a las 12:46 PMYa escrito desde el 2007 yo descubro un texto tan hermoso ahora,cuando apenas llevo dos años criando a una niña hermosa. Espero sentir lo mismo, algún día,aunque lejano claro,espero ver lo que intento transmitir y sentirme,como tú, orgullosa de ello; al fin y al cabo, sin quererlo o no, su personalidad,forjada durante años, es lo que nos demuestra que lo hemos hecho bien.
Escrito por NELSA a las 1 de Julio 2010 a las 10:59 PM