Mi hija ha salido hoy a comer solita. Cuando me pidió permiso ayer para ir con sus compañeras después de clase al Maccdonald y luego a ver "Miss Agente Especial 2" sentí un gran desconcierto. Y no sólo porque una descendiente mía tuviera esos horripilantes gustos gastronómicos y cinematográficos, sino porque en ese momento, de todo lo que había leído y oído sobre cómo educar a un niño, no conseguía recordar dónde se decía si diez años es edad suficiente para permitirle que fuera sola con sus amigas a pasar la tarde en la calle. De repente tenía delante una cara angelical con expresión de que nunca había roto un plato mientras me pedía permiso para ir y yo me sorprendí con las mismas cejas alzadas que me ponían a mí cuando la de la cara angelical era yo. Mientras intercambiábamos un bombardeo de preguntas y un contra ataque de pretextos, una especie de desgarro interior iba conquistando mi ánimo...
Mi niña, que en diez años lo ha hecho todo conmigo... Ella que ha sido un bebé de mundo. Que me ha acompañado de ciudad en ciudad en aviones, trenes-cama y coches de ocasión, (como si fuéramos Thelma y Louise.) Que durante estos diez años ha comido en magníficos restaurante y en ventas de carretera. Qúe ha dormido en los sofás de mis amigos y en camas de hoteles con encanto. Que me ha acompañado por playas , montañas y líneas de metros urbanos. Que hemos caminado por los mejores museos de algunas capitales y navegado en barco por los más señeros ríos. Que ha conocido la noche montada a hojarcadas sobre mi cintura: Puerto Portals en Mallorca, las calles de Granada, El Madrid de los Austria donde un mago hizo un juego de cartas para ella sola en una tasca de madrugada y ella le pilló el truco; en Santander donde un guardián de dos puertas no la dejaba entrar en el sitio de moda hasta que el dueño del local apareció detrás diciendo "esta señorita viene conmigo". Ella que se ha tomado algún refresco en un tablao de Barcelona, la noche que siguió a la tarde que se pasó saqueándome el bolso para darle dinero a todos los artistas callejeros que se iba encontrando por la Rambla. Ella que ha visto el amanecer en Oviedo y en París. La misma a la que colé en el backstage de un concierto de Junior Miguez, (su idolo), en el Palenque, donde se hizo una foto con él que guarda en su móvil y que la convirtió en la reina del recreo de su colegio, (eso y ser la única alumna que ha conseguido ver un episodio de South Park). Ella que se ha tomado un biberón de cereales sentada sobre el mostrador del Habanilla, en la Alameda de Sevilla. (Sólo los que conocen Sevilla pueden saber lo que eso significa).
Ahora, ya no le soy suficiente. Este es el principio del fin.
En esta melancolía estaba sumergida cuando de su discurso persuasivo distingo esta frase: "..si además no vamos a ir con niños mayores ni nada".
"¡Niños mayores!, me parece que tu estás dando más datos de los que quisieras. ¿Qué es eso de niños mayores?"
Mientras, los 28 añitos de memoria fresca de mi hermana menor se retorcían de risa con la escena sobre el sofá de mi madre. Le dice a su sobrina: "María, para estas cosas, los peores padres son los que han sido cocineros antes que fraile. Pero tú si que lo tienes chungo, porque tu madre no ha dejado nunca de ser cocinera".
"Tita, no me he enterado de nada". Dijo mi hija.
"Ni falta que hace, anda y vámonos a casa a hacer los deberes. Ya hablaremos, que me tenéis contenta las dos". Dije yo.
Mi hija ha salido hoy a comer solita. Cuando me pidió permiso ayer para ir con sus compañeras después de clase al Maccdonald y luego a ver "Miss Agente Especial 2" sentí un gran desconcierto. Y no sólo porque una descendiente mía tuviera esos horripilantes gustos gastronómicos y cinematográficos, sino porque en ese momento, de todo lo que había leído y oído sobre cómo educar a un niño, no conseguía recordar dónde se decía si diez años es edad suficiente para permitirle que fuera sola con sus amigas a pasar la tarde en la calle. De repente tenía delante una cara angelical con expresión de que nunca había roto un plato mientras me pedía permiso para ir y yo me sorprendí con las mismas cejas alzadas que me ponían a mí cuando la de la cara angelical era yo. Mientras intercambiábamos un bombardeo de preguntas y un contra ataque de pretextos, una especie de desgarro interior iba conquistando mi ánimo...
Mi niña, que en diez años lo ha hecho todo conmigo... Ella que ha sido un bebé de mundo. Que me ha acompañado de ciudad en ciudad en aviones, trenes-cama y coches de ocasión, (como si fuéramos Thelma y Louise.) Que durante estos diez años ha comido en magníficos restaurante y en ventas de carretera. Qúe ha dormido en los sofás de mis amigos y en camas de hoteles con encanto. Que me ha acompañado por playas , montañas y líneas de metros urbanos. Que hemos caminado por los mejores museos de algunas capitales y navegado en barco por los más señeros ríos. Que ha conocido la noche montada a hojarcadas sobre mi cintura: Puerto Portals en Mallorca, las calles de Granada, El Madrid de los Austria donde un mago hizo un juego de cartas para ella sola en una tasca de madrugada y ella le pilló el truco; en Santander donde un guardián de dos puertas no la dejaba entrar en el sitio de moda hasta que el dueño del local apareció detrás diciendo "esta señorita viene conmigo". Ella que se ha tomado algún refresco en un tablao de Barcelona, la noche que siguió a la tarde que se pasó saqueándome el bolso para darle dinero a todos los artistas callejeros que se iba encontrando por la Rambla. Ella que ha visto el amanecer en Oviedo y en París. La misma a la que colé en el backstage de un concierto de Junior Miguez, (su idolo), en el Palenque, donde se hizo una foto con él que guarda en su móvil y que la convirtió en la reina del recreo de su colegio, (eso y ser la única alumna que ha conseguido ver un episodio de South Park). Ella que se ha tomado un biberón de cereales sentada sobre el mostrador del Habanilla, en la Alameda de Sevilla. (Sólo los que conocen Sevilla pueden saber lo que eso significa).
Ahora, ya no le soy suficiente. Este es el principio del fin.
En esta melancolía estaba sumergida cuando de su discurso persuasivo distingo esta frase: "..si además no vamos a ir con niños mayores ni nada".
"¡Niños mayores!, me parece que tu estás dando más datos de los que quisieras. ¿Qué es eso de niños mayores?"
Mientras, los 28 añitos de memoria fresca de mi hermana menor se retorcían de risa con la escena sobre el sofá de mi madre. Le dice a su sobrina: "María, para estas cosas, los peores padres son los que han sido cocineros antes que fraile. Pero tú si que lo tienes chungo, porque tu madre no ha dejado nunca de ser cocinera".
"Tita, no me he enterado de nada". Dijo mi hija.
"Ni falta que hace, anda y vámonos a casa a hacer los deberes. Ya hablaremos, que me tenéis contenta las dos". Dije yo.
Mi hija ha salido hoy a comer solita. Cuando me pidió permiso ayer para ir con sus compañeras después de clase al Maccdonald y luego a ver "Miss Agente Especial 2" sentí un gran desconcierto. Y no sólo porque una descendiente mía tuviera esos horripilantes gustos gastronómicos y cinematográficos, sino porque en ese momento, de todo lo que había leído y oído sobre cómo educar a un niño, no conseguía recordar dónde se decía si diez años es edad suficiente para permitirle que fuera sola con sus amigas a pasar la tarde en la calle. De repente tenía delante una cara angelical con expresión de que nunca había roto un plato mientras me pedía permiso para ir y yo me sorprendí con las mismas cejas alzadas que me ponían a mí cuando la de la cara angelical era yo. Mientras intercambiábamos un bombardeo de preguntas y un contra ataque de pretextos, una especie de desgarro interior iba conquistando mi ánimo...
Mi niña, que en diez años lo ha hecho todo conmigo... Ella que ha sido un bebé de mundo. Que me ha acompañado de ciudad en ciudad en aviones, trenes-cama y coches de ocasión, (como si fuéramos Thelma y Louise.) Que durante estos diez años ha comido en magníficos restaurante y en ventas de carretera. Qúe ha dormido en los sofás de mis amigos y en camas de hoteles con encanto. Que me ha acompañado por playas , montañas y líneas de metros urbanos. Que hemos caminado por los mejores museos de algunas capitales y navegado en barco por los más señeros ríos. Que ha conocido la noche montada a hojarcadas sobre mi cintura: Puerto Portals en Mallorca, las calles de Granada, El Madrid de los Austria donde un mago hizo un juego de cartas para ella sola en una tasca de madrugada y ella le pilló el truco; en Santander donde un guardián de dos puertas no la dejaba entrar en el sitio de moda hasta que el dueño del local apareció detrás diciendo "esta señorita viene conmigo". Ella que se ha tomado algún refresco en un tablao de Barcelona, la noche que siguió a la tarde que se pasó saqueándome el bolso para darle dinero a todos los artistas callejeros que se iba encontrando por la Rambla. Ella que ha visto el amanecer en Oviedo y en París. La misma a la que colé en el backstage de un concierto de Junior Miguez, (su idolo), en el Palenque, donde se hizo una foto con él que guarda en su móvil y que la convirtió en la reina del recreo de su colegio, (eso y ser la única alumna que ha conseguido ver un episodio de South Park). Ella que se ha tomado un biberón de cereales sentada sobre el mostrador del Habanilla, en la Alameda de Sevilla. (Sólo los que conocen Sevilla pueden saber lo que eso significa).
Ahora, ya no le soy suficiente. Este es el principio del fin.
En esta melancolía estaba sumergida cuando de su discurso persuasivo distingo esta frase: "..si además no vamos a ir con niños mayores ni nada".
"¡Niños mayores!, me parece que tu estás dando más datos de los que quisieras. ¿Qué es eso de niños mayores?"
Mientras, los 28 añitos de memoria fresca de mi hermana menor se retorcían de risa con la escena sobre el sofá de mi madre. Le dice a su sobrina: "María, para estas cosas, los peores padres son los que han sido cocineros antes que fraile. Pero tú si que lo tienes chungo, porque tu madre no ha dejado nunca de ser cocinera".
"Tita, no me he enterado de nada". Dijo mi hija.
"Ni falta que hace, anda y vámonos a casa a hacer los deberes. Ya hablaremos, que me tenéis contenta las dos". Dije yo.
Jejeje
Escrito por eumelvi a las 30 de Marzo 2005 a las 04:58 PMLa historia se repite??, jajajja, perdona la broma Mercedes pero "No te queda ná"
Bueno paciencia siempre por mucho que salgan o entren hagan y deshagan tienen la base de la educación recibida.
Desde que nacemos, ecepto mamar que ya nacemos sabiendo, todo lo demás en la vida nos lo enseñan... ecepto a ser padres. Pues por mucho que se empeñen psicologos y psiquiatras, escritores estudiosos y ciéntificos, tendrían que hacer un estudio, un libro, una receta por niño ya que no hay ni uno repe...
Besos
Dos cositas:
1.- ¿Por qué has perdido tu carita angelical? En eso puede consistir el problema.
2.- Si tuvieras cuatro como yo (o mi señora conmigo o en companía de otros)se te habría curado el síndrome... La mía, la última, de 14, hace lo que se le pone. Menos mal que la niña ha salido, por sí misma, de manera intrínseca, responsable. No será que sus padres la han educado...
Eso es lo que hay.
Escrito por david a las 30 de Marzo 2005 a las 09:06 PMJajaja oye y a mi no me aceptas como hija? Si sólo tengo 21... también quiero ver amanceres bonitos y lugares estupendos, y además prometo agradecértelo y valorarlo mucho!
Bueno tú no te preocupes, como dice mi padre la adolescencia (en este caso la pre-adolescencia) es una enfermedad que se cura con el tiempo. Y conmigo dice que tenía razón!
Escrito por cris a las 30 de Marzo 2005 a las 10:32 PMEs inevitable crecer, por desgracia...pero tu niña ha visto mucho mundo ya ehh...que suerte...tan joven...
Un abrazo y bueno, hay cosas que tarde o temprano tienen que llegar...y el cumplir años es una, con todo lo que eso conlleva.
Escrito por evoluciones a las 30 de Marzo 2005 a las 10:41 PMyo también estoy experimentando esa misma sensación con Leyre, mi hija de 12 años y aunque sea ley de vida, me está costando mucho y noto ese desgarro ya no se si es generacional o es que como dices no le soy suficiente.
Y la sensación de repetir a tu hija, porque no se te ocurre otra cosa, todo lo que parece que hace nada pero nada, nada de tiempo te decía tu madre? PUFFFFF
La primera que vi yo solo con mis amigos fue "Mortal Kombat", así que por la elección de películas no te preocupes. Se va uno ajustando con el tiempo.
Pero no sé por qué te asalta la duda ante la perspectiva de que tu niña de diez años pase un día con sus amigas, si tú misma dices que TIENE MÓVIL. Una niña de diez años, con móvil. Escalofriante...
Escrito por Wally Week a las 1 de Abril 2005 a las 08:38 AMEsa mismita sensación, querida Walker, la tuve yo con mi enano cuando él tenía 11 añitos. Ya tiene 13 ... y está vivo. No te preocupes, aguantará.
No se te va a ir fácilmente tu niña de tu lado por el hecho de que salga con sus amigas (sin chicos mayores, hay que joderse). Evolucionará. Estará contigo, pero de otra forma.
Y la seguirás queriendo una jartá.
Besazos para las dos, y para tu hermana que anda por allí.
jajajaajjaa, me ha gustado muxo este articulo. Estoy sorprendido con todo lo que has hecho con tu hija...en serio tiene 10 años?
De todas formas, como dices al principio, lo mas PREOCUPANTE son sus gustos gastronomicos y cinefilos!!
Ainsss, se nos hace mayor y cuánto cuesta!!.
Piensa que al menos con la base no solo educativa y espiritual, sino de experiecia de vida que tiene está preparada para empezar ese camino, aunque seas tu la que no lo esté. No sólo ahora, sino nunca.
Ya sabes, una no es madre a tiempo parcial, lo es para siempre, y la parte más difícil es darle alas para volar, sobretodo cuando hay tormenta y sabes que luego tendrás que ir a curarle las heridas.
Peor lo harás genial, como las etapas anteriores, en esta te toca empezar a soltar el cordón, entre todos te ayudaremos. Sobretodo la hermana de la cocinera que sabe lo que se dice! ;)
Escrito por Aleatha a las 1 de Abril 2005 a las 02:10 PMTo cae ensima...
Escrito por nexus a las 4 de Abril 2005 a las 11:36 PMPues sí, la educación de los hijos no es tema fácil, quizás por eso sea tan apasionante de investigar.
Saludos cordiales
No mames sinceramente, tu debil prosa y tus terribles frases me aburren y quitan un espacio valiosos que pudo ser usado por alguien con un poco mas de vida...
ahorrate tus viajes y Comprate una vida
Escrito por Arcioneo a las 9 de Enero 2007 a las 03:56 PM